sábado, 18 de julio de 2009

Si no quiere que ocurra, trate de no pensar en ello... si puede

Comportamiento / Impulsos incontrolables

Si no quiere que ocurra, trate de no pensar en ello... si puede

Tratar de reprimir un pensamiento incrementa las posibilidades de que éste regrese

Benedict Carey
The New York Times

NUEVA YORK.- Las visiones parecen provenir de las "cañerías" de nuestro cerebro durante los peores momentos posibles, durante entrevistas laborales, una primera cita, una importante cena de trabajo. ¿Qué pasaría si empiezo una guerra de comida con los hors- d´oeuvre o me río del tartamudeo del anfitrión?

"Ese simple pensamiento es suficiente -escribió Edgar Allan Poe en El demonio de la perversidad , ensayo acerca de impulsos indeseados-. "El impulso progresa a un querer; el simple querer, a deseo; el deseo, a un anhelo incontrolable."

Agrega: "No hay pasión en la naturaleza tan demoníacamente impaciente como la de aquel que, tiritando al borde del precipicio, considera la idea de la caída, o la del que medita sobre la pregunta: «¿Estoy enfermo?»".

En algunos pocos casos, la respuesta puede ser afirmativa. Pero la gran mayoría de las personas rara vez, si alguna, actúa a partir de estos impulsos. Y estas rudas fantasías de hecho reflejan la actividad de un cerebro sensible y socialmente normal, sostiene un trabajo publicado la semana última en la revista Science .

"Hay todo tipo de trampas en la vida social, dondequiera que miremos; no sólo errores, sino que los peores posibles errores vienen a la mente fácilmente -explica el autor del trabajo Daniel M. Wegner, psicólogo de la Universidad de Harvard-. Y el hecho de que venga a nuestras mentes lo peor, en ciertas circunstancias, puede incrementar las posibilidades de que pase."

La exploración de impulsos perversos tiene una rica historia (¿podía ser de otra manera?), desde las historias de Poe hasta las del marqués de Sade a los deseos reprimidos de Freud y las observaciones de Darwin acerca de muchas de las acciones que se realizan "en directa oposición a nuestras voluntades conscientes".

En la última década, los psicólogos sociales han documentado cuán comunes son estos impulsos y cuándo aumenta la posibilidad de que alteren el comportamiento.

En un nivel básico, ser socialmente funcional significa controlar nuestros impulsos. El cerebro adulto gasta, sugieren algunos estudios, la misma cantidad de energía inhibiendo que actuando, y la salud mental se basa en inventar estrategias para ignorar o suprimir pensamientos muy turbadores, como el de la propia muerte, por ejemplo. Estas estrategias son programas psicológicos generales, subconscientes o semiconscientes que usualmente se manejan con el piloto automático.

Los impulsos perversos parecen aparecer cuando las personas se concentran intensamente en evitar errores específicos o tabúes. La teoría es simple: para evitar insultar a un colega, el cerebro primero tiene que estar pensando en esto; la misma presencia del insulto catastrófico, a su vez incrementa las posibilidades de que lo digamos.

"Sabemos que lo que está en nuestras mentes puede influir en nuestros juicios y comportamientos simplemente por estar ahí, flotando en la superficie de la consciencia", opina Jamie Arndt, psicólogo de la Universidad de Missouri.

La evidencia empírica de esta influencia se ha reunido durante los años recientes, como el doctor Wegner documentó en su nuevo trabajo. En el laboratorio, los psicólogos tienen personas que tratan de desterrar un pensamiento de su mente y encuentran que éste vuelve, alrededor de una vez por minuto. De igual manera, a las personas que tratan de no pensar en cierta palabra se les escapa durante un test rápido de asociación de palabras.

Incluso los "errores irónicos", como los llama Wegner, son muy fáciles de evocar en el mundo real. Hay estudios que muestran que los golfistas que saben que deben evitar errores específicos los hacen más cuando están bajo presión.

Los esfuerzos por ser políticamente correctos pueden ser particularmente traicioneros. En un estudio de investigadores de las universidades Northwestern y Lehigh, 73 estudiantes leían una historieta sobre un compañero ficticio, Donald, un hombre negro, en la que se lo describía de manera ambigua. Después, tenía que responder preguntas acerca del personaje. Un grupo trataba de evitar caer en estereotipos y el otro no se controlaba.

El estudio proveyó "una demostración de que la supresión de estereotipos hace que estos se vuelvan hiperaccesibles", concluyeron los autores.

El riesgo de decir o hacer algo que no queremos depende del estrés que experimentamos, según Wegner. Al concentrarnos intensamente en no mirar fijo un lunar prominente de un nuevo conocido, al tratar de seguir una conversación, aumenta el riesgo de decir: "Leímos sobre el lunar -es decir, sobre la Luna. ¡Luna!"

"Hay cierto alivio en que pase lo peor, para no tener que seguir preocupándonos más", explica Wegner.

Algo que puede ser difícil de explicar, claro, si uno acaba de arruinar la fiesta.


Fuente: La Nación

domingo, 29 de julio de 2007

El Bostezo

REGULA LA TEMPERATURA CEREBRAL Y AYUDA A MANTENERSE ALERTA

Descubren que el bostezo es un mecanismo para enfriar el cerebro

A lo largo de los años, hubo muchas teorías sobre por qué razón la gente bosteza. El bostezo fue asociado con el sueño, el aburrimiento y, equivocadamente, con bajos niveles de oxígeno en sangre.


"Nadie sabe por qué bostezamos exactamente", indica Andrew Gallup, profesor de Psicología en la Universidad de Nueva York, Albany. Ahora, él y algunos de sus colegas sostienen que el bostezo es una forma a la que recurre nuestro organismo para enfriar al cerebro.

En la edición de mayo de "Psicología evolucionaria", este grupo dijo que los voluntarios que participaron del estudio bostezaban más en aquellas situaciones en las que sus cerebros tenían posibilidades de estar más calientes.

Para probar su teoría de que el bostezo regula la temperatura cerebral cuando otros sistemas del organismo no hacen lo suficiente, los investigadores aprovecharon la arraigada tendencia de la gente de bostezar cuando otros lo hacen.

Se pidió a los voluntarios que ingresaran en una habitación y miraran un video en el que se veía a gente comportándose de forma neutral, riéndose o bostezando. Observadores que registraban todo a través de un espejo contabilizaron cuántas veces bostezaban los voluntarios.

A algunos voluntarios se les pidió que respiraran sólo por sus narices mientras observaban el video. Tiempo después se les pidió que apoyaran sobre sus frentes trapos fríos o calientes. "Ambas acciones, que promoverían el enfriamiento del cerebro (respiración nasal y enfriamiento de la frente), eliminaron prácticamente el bostezo contagioso", explicaron los investigadores. El estudio ayudaría también a explicar por qué razón el bostezo pasa de una persona a otra.

Para Gallup, un cerebro más frío es más lúcido. Así, el bostezo parece ser una forma para mantenerse más alerta. Siempre según su opinión, el bostezo contagioso habría evolucionado para ayudar a los grupos a mantenerse atentos frente al peligro.

(Articulo del diario "Clarin" q a su vez lo obtuvo del "The New York Times"... escucho opiniones...)

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El Famoso "Ataque al Higado"

¿Quién no ha tenido en varias oportunidades un “ataque al hígado”?
Pero cuando en la consulta uno pregunta detalles, resulta que tan solo algunos han tenido algo relacionado al complejo hepatobiliar: un cólico biliar.

Uno, anoche, ha comido huevos fritos, y esta mañana se ha levantado con “molesto dolor en el hígado”, náuseas, vómitos y dolor de cabeza. Los que le rodean diagnostican, con la mayor de las certezas, “esto es un ataque de hígado”. Pero están todos errados.

Veamos las causas del error, y perdonémoslos, lo hacen sin maldad.
Hablemos un poco de fisiología hépatobiliar elemental.
La bilis es un líquido digestivo maravilloso, y el colesterol es su componente fundamental. Todo lo que los intestinos delgados absorben (eso es “la digestión”), ha de ser soluble en agua. Las grasas no podrían ser digeridas si no existiera la bilis. Ella, que contiene jabones, hace a las grasas de la ingesta solubles en agua (igual que los jabones que usamos para el aseo). Esa solubilidad hace que sean digeribles.

El huevo, para seguir con el ejemplo conque iniciamos este discurso, es muy “COLAGOGO”, lo que quiere decir que exige que la vesícula le provea de mucha bilis, para que pueda ser asimilado al máximo.
Pero aquí entra la cultura. Es absolutamente usual que quien come huevos fritos lo haga acompañado de mucho pan.
Y cuando uno come grasas y almidones, está exigiendo al máximo su capacidad digestiva (podría uno decir, sin pretender exagerar en las especulaciones, que “está abusando de ella”).
El comer muchas grasas (el huevo frito tiene muchas), hace que la vesícula provea de mucha bilis, que junto con mucho almidón hacen un desastre. Porque el almidón nunca se digiere en su totalidad, por lo que el sobrante llega al intestino grueso para luego ser eliminado. Pero ocurre que el intestino grueso está plagado de bacterias (no se asuste, son amigas, y hasta nos proveen de la fundamental vitamina K, entre otras cosas), plagado de bacterias, decía, para las que el almidón es el más sabroso de los postres. Entonces se lo “comen”, y a eso le llamamos fermentación; y esa fermentación (como todas las fermentaciones) produce gases. Y también ocurre que al colon llega la bilis sobrante, y, recordemos, la bilis tiene jabones. Y usted sabe qué ocurre cuando juntamos jabón diluido en agua y gases. Si señor: se produce espuma; y una espuma formada por burbujas muy pequeñas (parecida a la espuma de la cerveza), que, literalmente “infla” al intestino grueso, por lo que se produce el primer “síntoma de la mañana siguiente”: LA DISTENSIÓN ABDOMINAL.
El colon esta dividido en cuatro tramos: “el ascendente” (es la primera porción, comienza un poco por encima de la ingle derecha y sube hasta la altura del hígado). Allí se dobla en un ángulo muy agudo (que en homenaje a su famoso vecino, se denomina “ángulo hepático”), y comienza el segundo tramo “el colon transverso”. Ésta es una porción más corta, y se dirige más o menos horizontalmente hacia la izquierda. Allí, a la altura del bazo, se forma otro ángulo, que esta vez, por la proximidad de ese órgano, se llama “ángulo esplénico” y que casi nunca es tan agudo como el hepático. Allí se inicia el penúltimo tramo, “el descendente”, que termina en el cuarto, el “sigmoide”, llamado así porque su trayecto es muy parecido a la S griega llamada sigma.
Todo el colon está rodeado de ganglios nerviosos que coordinan perfectamente sus movimientos, a los que se denominan “movimientos peristálticos”, que tienen como función el transporte de su contenido desde el inicio del primer tramo hasta el final del cuarto, para que luego pueda ser evacuado.



Pero cuando el colon está lleno de una espuma muy apretada (como de la que hablábamos más arriba), el asunto se complica bastante, porque la espuma es plástica, entonces avanza cuando una porción del intestino la empuja hacia el final, pero retrocede cuando esa porción se relaja, y todo el trabajo vuelve a empezar. Y esa lucha constante produce dolor, dolor que se hará más manifiesto en donde más espuma se acumule: en el ángulo hepático (la espuma es más liviana que el agua, por eso se junta en ese ángulo, que es la parte más elevada del colon) Y aquí tenemos el segundo “síntoma de la mañana siguiente” EL DOLOR A LA ALTURA DEL HÍGADO, que todo el mundo, graciosamente, lo atribuye a esa noble víscera (pobre hígado).

Mucha gente padece de recurrentes dolores de cabeza (cefaleas), que suelen cursar, aparte con intolerancia a la luz y a los ruidos, con náuseas y vómitos (y que en medicina se denomina “jaqueca”), que en la inmensa mayoría de los que la padecen se debe a una intolerancia a los fermentos del almidón. Entonces aquí quedan presentados el tercer y cuarto “síntomas de la mañana siguiente”: LA CEFALEA, y LAS NAUSEAS Y VÓMITOS.

Con todo esto tenemos perfectamente instalado “un ataque de hígado”, y espero haberlo convencido de que el pobre hígado NO HA TENIDO NADA QUE VER EN ESTE ASUNTO.

Entonces entra en juego el “remedio para los ataques de hígado”: gotas o comprimidos compuestos con antiespasmódicos (generalmente “hioscina”, o “propinox”…) y analgésicos (casi siempre “dipirona”, “clonixinato de lisina”, o “paracetamol”…).
Y uno toma un compuesto de estos, y al poco tiempo los síntomas desaparecen.
El razonamiento que pueda inferirse parece lógico: -Yo tenía esos síntomas, tomé un “remedio para el hígado”, y los síntomas desaparecieron. Luego yo tenía un ataque de hígado por haber comido huevos fritos anoche.
Y todo vuelve a estar mal, equivocado.

Los antiespasmódicos disminuyen (y hasta pueden llegar a paralizar) el movimiento de los músculos lisos que forman la parte fundamental de todos los tubos digestivos, por lo que el intestino deja de luchar, y, obviamente, de doler; y el estómago de hacer sentir náuseas o de provocar el vómito.
Los analgésicos calman el dolor de cabeza, y el pequeño dolor que pueda quedar en el ángulo hepático del colon.
Pero ocurre que el hígado no tiene músculos lisos, porque el hígado ES UNA GLÁNDULA MACIZA.

PARADOJA: la mayoría de las veces en que el hígado se enferma realmente, los pacientes que consultan casi nunca sospechan que el enfermo es el hígado.

(Esto lo tome prestado del Foro de Estudiantes de Medicina "Mancia", espero q para los q no estudian medicina tb sea entendible ;o) , esta bueno desmitificar esas cosas "de la abuela"...)

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Good Day Sunshine

Finalmente me decidi a hacer un blog... Dios dira lo que saldra de esto... Por el momento lo voy a usar como un lugar para subir cosas q me gustan, q me preocupan, q me inquietan, q me dan curiosidad, etc... (y otras cosas q tenga ganas de subir porq si... je :-P)
Tambien en cierta forma los q vean mi blog van a ver q cosas me interesan... y si a alguno le interesa tb las mismas cosas o kiere compartir algo por el estilo conmigo no tiene mas q decirmelo ;o)
Saludo a todos aquellos q visiten mi humilde lugar en la web.